La Violencia Juvenil
Vivimos a una época de revolución tecnológica de grandes avances en la técnica y de logros antes que antes solo eran posibles en sueños; podemos ir a la luna o hacer posible la clonación, pero todo este crecimiento a nivel científico y tecnológico se contrasta con el pobre crecimiento humano a nivel espiritual y moral.
Una de las manifestaciones de esta indigencia es la violencia, la cual se presenta con más fuerza en la actualidad en los jóvenes, por lo cual se nos hace válido preguntarnos el porqué de la violencia juvenil. Buscar una respuesta a nuestra interrogante es indagar en una gran serie de respuestas; las cuales podríamos resumirlas en que los delitos violentos realizados por jóvenes y especialmente por adolescentes se debe a la confluencia de factores psicológicos, familiares, económicos y socioculturales de esta época. A continuación te presento algunos conceptos sobre violencia por personajes conocedores del tema:
ü Para Domenach, es una definición poco compleja y de fácil comprensión, violencia es “el uso de la fuerza, abierta u oculta, con la finalidad de obtener, de un individuo o de un grupo, algo que no quiere consentir libremente”.
ü Yves Michaud define la violencia como “una acción directa o indirecta, concentrada o distribuida, destinada a ser mal a una persona o a destruir ya sea su integridad o psíquica, sus posesiones o sus participaciones simbólicas”.
ü Mc kenzie define la violencia como “ el ejercicio de la fuerza física con la finalidad de hacer daño o causar perjuicio a las personas o a la propiedad; acción o conducta caracterizada por tender a causar mal corporal o por coartar por la fuerza la libertad personal ”.
ü Para Lain Joxe la violencia “tiene que ver con el intento de controlar a la sociedad mediante la centralización del saber”.
La violencia no es solamente un determinado tipo de acto, sino también una determinada potencialidad. No se refiere solo a una forma de “hacer”, sino también de “no hacer”.
Una forma de identificar un acto violento es reconocer que la violencia es una forma perversa o maligna de agresividad, que ejerce un individuo contra otro de su misma especie y que se caracteriza por su carencia de justificación, tendencia ofensiva, ilegitimidad y/o ilegalidad.
La adolescencia es una etapa de formación de la identidad y en la lucha por moldear su personalidad, el adolescente se expone a la angustia que le causa obtener su independencia y definir sus aspiraciones a desarrollarse como persona adulta, provocada por tener que desenvolverse en un medio que no conoce ni domina, y el que muchas veces considera como amenazador. Una mala transición de la adolescencia a la adultez puede traer como consecuencia una desadaptación social expresable muchas veces a través de la violencia.
Además en la adolescencia es importante que se superen dos transiciones, una en lo moral en donde el adolescente asuma la responsabilidad por el control de su conducta conformándose las costumbres, normas y reglas de la sociedad. Y otra en lo social donde su conducta se conforme según las normas aprobadas por el grupo.
Desafortunadamente, algunos adolescentes no logran asumir esa responsabilidad por el control de su conducta moral, ni un aprendizaje conforme a las normas, hábitos y costumbres del grupo (socialización).
Esto trae como consecuencia adolescentes agrupados en pandillas llevando a cabo actos donde se ejerce la violencia, se cometen fechorías constantemente y, aun peor, realizando actos ilícitos llegando, en algunos casos, a convertirse en adolescentes delincuentes.
Ahora cuando asociamos simplificadamente los jóvenes con la violencia, vemos a estos como futuros adultos delincuentes. Los cuales son así, por tener padres que los descuidaron, que son violentos; y por ende que “la violencia engendra más violencia” es importante reflexionar acerca de que, la opción delictiva no aparece de golpe en la vida de un chico ni se transmite en los genes. Las estadísticas demuestran que antes hubo una vida plagada de abandonos, maltratos y carencias. Hubo también en general una familia marcada por la pobreza, la violencia y la marginalidad. Se produjo un contacto temprano con el mundo de la calle y una falta absoluta de espacios sociales de inclusión (llámese barrio, escuela, club, parroquia, etc.), no hubo instituciones que pudieran contenerlo.
Hay además un desacople entre los discursos de lo que un joven debe ser (se idolatra la juventud como el mejor momento, la plenitud, el cuerpo joven, etc.) y lo real, que no coincide con estos, o simplemente no le dan la posibilidad de efectivizarlo. Esto es un componente muy importante que forma parte de la violencia simbólica.
Muchas veces esta violencia simbólica que se ejerce sobre los jóvenes por parte de la misma sociedad, genera la violencia física de estos.
Situaciones como la fragmentación de una familia debido a la ausencia de trabajo, de alimento y de cualquier tipo de contención son formas de violencia social que afecta a los jóvenes. La falta de empleo crea en los jóvenes frustración al no poder conseguir los medios necesarios para su independización del seno familiar tan importante en su formación como adulto.
Están también la influencia de los medios de comunicación como incentivadores de la violencia. En el mundo, una hora de televisión contiene como promedio de cinco a diez escenas violentas, presentadas en su mayoría como agradables y buenas.
Existen además juegos que directamente afectan derechos personales del ser humano, como el derecho a la vida, propagados masivamente en Internet o distribuidos por grandes tiendas de videojuegos; y si recordamos que el ser humano aprende a través de los juegos nos podemos dar cuenta del daño que realizan estos juegos en los adolescentes al crear respuestas condicionadas fijas en su subconsciente, nos bastaría mencionar solo algunos casos sucedidos en los Estados Unidos para darnos cuenta del terrible impacto de estos en los jóvenes.
Hoy en día existe otro factor que está conviviendo con el adolescente y muchas veces formando parte de su vida. Este monstruo es la droga que lleva al adolescente tarde o temprano a actuar de manera violenta con los suyos o consigo mismo.
Podemos concluir que las causas de la violencia juvenil son múltiples, pudiendo resaltar las siguientes:
a) el abandono, el maltrato y la violencia en el seno familiar (familias disfuncionales), como la más importante.
b) La falta de espacios sociales de inclusión (como el colegio, parroquia, etc.)
c) La pobreza y falta de empleo
d) El uso de alcohol y drogas.
Para poder prevenir eficazmente la delincuencia juvenil es necesario que toda la sociedad procure un desarrollo armonioso de los adolescentes, respete y cultive su personalidad a partir de la primera infancia, y los primeros en hacerlo deben ser la familia, pues ella juega el papel más importante en la formación del adolescente.
También, la creación de oportunidades, en particular educativas, para atender a las diversas necesidades de los jóvenes y servir de marco de apoyo para velar por el desarrollo personal de todos los jóvenes, en particular de aquellos que están patentemente en peligro o en situación de riesgo social y necesitan cuidado y protección especiales.
Una intervención oficial que se guíe por la justicia y la equidad, y cuya finalidad primordial sea velar por el interés general de los jóvenes.
Y, además, programas de prevención orientados a la juventud, a través de talleres de teatro, deportes, danzas, etc.
Causas
Son muchas y muy variadas las causas o circunstancia que pueden llevar a un joven a delinquir; entre ellas por ser las principales y las que generalmente son aceptadas por todos los estudiosos de la materia podemos señalas las siguientes:
Ø La pertenencia a una familia desestructurada, e incluso con dificultades para conciliar la vida familiar y laboral, situaciones que derivan generalmente en desatención y falta de límites y de control respecto de los hijos. En varios casos, algunos jóvenes traten de compensar esas carencias mediante el ingreso en bandas o pandillas juveniles, caracterizadas por actitudes transgresoras;
Ø La marginación socioeconómica o pobreza, ya que dificulta el adecuado proceso de socialización del menor;
Ø El absentismo y el fracaso escolar: en general, es en el ámbito mismo de las escuelas donde comienza a producirse una suerte de “etiquetamiento” social, lo que facilita el camino hacia comportamientos anti cívicos o delictivos por parte de los jóvenes;
Ø El desempleo juvenil, los adolescentes presentan las mayores tasas de desempleo, siendo éste, en muchos casos, el origen de situaciones de frustración y desesperanza, lo que igualmente “cultiva” conductas anti cívicas o delictivas;
Ø La transmisión de imágenes y actitudes violentas por parte de diferentes medios de comunicación o videojuegos destinados al público de los menores y adolescentes. Esto contribuye a inculcar en los menores determinados valores, en los cuales la violencia es un recurso aceptable.
Ø El consumo de drogas y sustancias tóxicas. En muchos casos, el joven vuelto adicto a dichas sustancias, se ve tentado e impulsado a cometer actos de delincuencia para obtener los medios económicos para comprar aquello que satisfaga su adicción. Además, bajo los efectos de su consumo – o de la carencia del consumo – bien es sabidos que se reducen o eliminan los frenos inhibitorios habituales;
Ø El consumo sin moderación de alcohol, lo que tiene gran incidencia en la comisión de actos de vandalismo e infracciones contra la seguridad vial;
Ø Insuficiente enseñanza y transmisión de valores pro-sociales o cívicos (como, por ejemplo, el respeto a las normas, la solidaridad, la tolerancia, el respeto a los otros, el sentido de la autocrítica). En las sociedades de hoy en día imperan valores más utilitarios como el individualismo, la competitividad, le consumo desmedido de bienes que provocan determinadas circunstancias propicias a comportamientos anti sociales.
Tipos:
v Violencia directa: Llamamos violencia directa a la violencia física, tiene por objetivo destruir, neutralizar (herir o matar). Está referido a agresiones físicas (y otras formas). Se puede generar por muchos factores (múltiples formas de discriminación, intolerancia, competencia, territorialidad, nacionalismos, adicciones, etc.).
v Violencia estructural: Consiste en agredir a una agrupación colectiva desde la misma estructura política o económica. Así, se consideran casos de violencia estructural aquellos en los que el sistema causa hambre, miseria, enfermedad o incluso la muerte a la población. Serían ejemplos aquellos sistemas cuyos estados o países que no aportan las necesidades básicas a su población. Si nos remitimos a la definición de violencia como la aplicación de métodos fuera de lo natural a personas o cosas para vencer su resistencia, hablaremos de un abuso de autoridad en el que alguien cree tener poder sobre otro. Generalmente se da en las relaciones asimétricas, el hombre sobre la mujer o el padre sobre el hijo, para ejercer el control. Si bien la más visible es la violencia física, manifestada a través de golpes, que suelen dejar marcas en el cuerpo (hematomas y traumatismos).
v Violencia cultural: Se refiere a los aspectos de la cultura que aportan una legitimidad a la utilización de los instrumentos de la violencia que hemos nombrado anteriormente. Así, por ejemplo, se puede aceptar la violencia en defensa de la fe o en defensa de la religión. Dos casos de violencia cultural pueden ser el de una religión que justifique la realización de guerras santas o de atentados terroristas, así como la legitimidad otorgada al Estado para ejercer la violencia.
Se puede añadir más categorías para las formas de violencia tales como:
v Violencia emocional: Puede ser más hostil que la primera. Es plasmada a través de desvalorizaciones, amenazas y críticas que funcionan como mandato cultural en algunas familias o grupos sociales y políticos.
v Violencia juvenil: Se refiere a los actos físicamente destructivos (vandalismo) que realizan los jóvenes y que afectan a otros jóvenes (precisemos, aquí, que los rangos de edad para definir la juventud son diferentes en cada país y legislación). En todos los países, los principales actores de este tipo de violencia son los hombres, y la educación social es tal que el joven violento lo es desde la infancia o temprana adolescencia. Sin embargo, la interacción con los padres y la formación de grupos, parches, galladas o pandillas aumenta el riesgo de que los adolescentes se involucren en actividades delictivas, violentas y no violentas (acción directa).
Bibliografía:
1) HURLOK, psicología de la adolescencia, 2º edición Editorial Pidós España 1980.
2) Enciclopedia Microsoft Encarta 2000, Delincuencia Juvenil.